miércoles, 27 de marzo de 2013

El Vaticano


Basílica de San Pedro, ciudad del Vaticano
Hoy en día, todo el mundo acepta el gobierno soberano del Vaticano, que de hecho hace que sea un país por sí solo. Puede ser físicamente muy pequeño, medio kilómetro cuadrado y 1.000 residentes oficiales, pero en realidad es un país importante, ya que comprende a la Iglesia católica a nivel internacional y está respaldado por un grupo de diplomáticos que ha tenido práctica durante muchos siglos en cómo manejar los asuntos internacionales. Además, es presidido por el propio Papa, con su conocida infalibilidad, junto con el hecho de que él es el representante de Dios en la Tierra. Estas son credenciales muy poderosas que no pueden ser igualadas por ningún otro jefe de Estado. Esto hace que el Papa sea el número uno en la Tierra. Además, ningún otro poder institucional, ya sea secular o religioso, ha durado tanto como la Iglesia Católica Romana. La Iglesia no ha cambiado por 1.700 años, ha estado dirigiendo el destino del mundo, desde la Primera Cruzada en 1096 hasta la última contra los Otomanos en 1699, creando y destruyendo reyes, reinas y países en el camino.

El deseo del Vaticano de tener el status de una Ciudad-Estado, se remonta a la Edad Media, que fue para aumentar en gran medida el poder de la iglesia, pero nunca fue aceptada oficialmente por los diversos gobiernos de Italia hasta 1929, cuando el Papa Pío XI firmó los Acuerdos de Letrán con el Duce Benito Mussolini, quien hizo que la ciudad del Vaticano sea un Estado independiente dentro de Italia, a cambio del reconocimiento del Vaticano del régimen fascista de Mussolini. Más tarde, el Papa Pío se volvió en contra del fascismo y se negó a recibir a Hitler en el Vaticano. Entonces se preparó un tratado drástico contra el antisemitismo y el fascismo, pero nunca fue publicado, porque el Papa murió en 1939 por una inyección letal administrada mientras dormía.

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