Santiago el Justo, pintura
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Tradicionalmente se describe el
movimiento cristiano después de la muerte de Cristo como legado a San Pedro, y
que él era el primer obispo cristiano. Sin embargo, el evangelio de Tomás deja
perfectamente claro que en vida Jesús confió su dirección a su propio hermano,
Santiago y de hecho este fue el caso, ya que después de su muerte el nuevo
líder fue Santiago y él fue el primer obispo de Jerusalén. En efecto, durante
los siglos 1, 2 y 3 la iglesia original judeo-cristiana o la Iglesia del
Nazareno, fue gobernada por los líderes dinásticos de la Desposyni, o la
familia de Cristo. No fue sino hasta el siglo cuarto que la nueva Iglesia
Cristiana de Constantino afirmó que San Pedro fue el primer obispo y que él era
el sucesor de Cristo, en otras palabras, la Iglesia reclamó una sucesión
figurativa de sus papas en lugar de una Sucesión Desposynica.
No existe constancia alguna de
que Pedro estuvo al frente de la Iglesia en Roma, de hecho fue en esta ciudad
donde fue encarcelado y luego crucificado. La Sucesión Apostólica reclamó por
lo mencionado en el Evangelio de Mateo 16:18 que Jesús dijo: “Tú eres Pedro,
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.
Originalmente el nombre de
Pedro era Simón, pero Jesús se lo cambió por Cefas, que en arameo significa una
piedra, pero es más probable que Jesús estuviera reafirmando a Pedro que su
misión fue fundada en Petra, la roca de Israel.
En el año 318, una delegación
Desposyni fue a Roma para reunirse con el obispo Sylvester para argumentar que
la Iglesia debía estar centrada en Jerusalén y no en Roma, porque el Obispo
Clemente de Roma había escrito que el hermano de Jesús, Santiago, era el Señor
de la Iglesia y obispo de Obispos, y que su movimiento cristiano de Judea era
de autoridad mucho mayor que la romana, centrada en San Pedro, quien era un
simple apóstol del Señor y no un miembro de la familia. Pero Sylvester
desestimó su reclamo, diciendo que las enseñanzas de Jesucristo habían sido
sustituidas por una doctrina más susceptible a las exigencias imperiales, que
al poder de la salvación, que ya no descansaba en Jesucristo, pero sí en el
emperador Constantino. A partir de entonces la iglesia estuvo en Roma y eso
debía ser aceptado por los obispos designados por el Imperio Romano. Esto
sucedió cuando el Cristianismo se redefinió y se actualizó bajo el régimen de
Constantino y el nuevo dogma católico romano lo que en gran medida sigue siendo
así hasta hoy.
Cristo
Salvador del mundo, El Greco (aprox. 1600)
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